Por Víctor Barrera
De alcanzar al final del año un crecimiento cercano al 2.2 por ciento, este será insuficiente siquiera para obtener el nivel que teníamos en el 2018 cuando crecimos en solo 2.2 por ciento.
Esto porque los resultados que México ha registrado en esta administración del cambio, no han de impacto importante para provocar esa transformación que tanto se prometió.
En 2019 apenas alcanzamos un crecimiento del Producto Interno Bruto de 0.14 por ciento, luego de tener “crecimientos mediocres” durante todo el sexenio anterior de 2 por ciento anual.
Para el 2020, la pandemia del covid y las malas decisiones de la presente administración nos dejaron una caída de 8.3 por ciento del PIB.
En 2021, el PIB logro un repunte de 4.8 por ciento, apuntalado principalmente por el nivel de remesas enviados por mexicanos en el extranjero principalmente de Estados Unidos y las exportaciones que se realizaron.
Para este 2022, el pronosticó del Secretaría de Hacienda y Crédito Público nos ubica con un crecimiento del PIB de 2.4 por ciento, que todavía nos deja por debajo del nivel que teníamos en el 2018.
Será hasta el 2023, cuando logremos un nivel igual al 2018 y en el 2024, año de los comicios federales se espera que el crecimiento no sea mayor al 1.9 por ciento, por lo que queda claro que este sexenio de la 4T será perdido para el desarrollo y crecimiento de México.
Nuestro país tendrá que enfrentar en los dos últimos años que resta de la administración de la transformación niveles altos a los subsidios fiscales que se aplican a las gasolinas para detener otro problema mayor que son los precios de los alimentos.
A esto se deberá sumar que ante la falta de apoyo para el fortalecimiento de los sectores productivos dejo algunos problemas para cubrir la cuota de producción del mercado interno y cubrir la demanda de exportaciones.
También dejo un gran número de empleos perdidos que no se han podido recuperar ante la falta de inversión para el crecimiento de las empresas y de venta de sus productos por la falta de liquides de los mexicanos, es decir el crecimiento de la pobreza en México.
Aun así, se sigue insistiendo que en este sexenio se han empezado de dejar los cimientos de la transformación, cimientos que no muestran una solidez porque no existen planteamientos claros las metas a conseguir en el corto y mediano plazo.
La administración actual dejo pasar la oportunidad de ofrecer el verdadero cambio que muchos mexicanos se imaginaron y compraron ilusionados. Un México sin corrupción, sin brechas sociales tan amplias, con empleos mejor pagados y servicios públicos de nivel y con capacidad de atender a toda la población.
Para llegar a esto tendremos que esperar por lo menos a la otra administración, que ojala no sea de Morena, porque el discurso seguirá siendo el mismo; echando la culpa a las administraciones anteriores y al complot de la gente para no querer tener un mejor país.