Por Víctor Barrera
Los mexicanos debemos tomar con todas sus reservas los más reciente indicadores económicos que presenta el INEGI, para evitar caer en un espejismo de crecimiento cuando esto sigue siendo una parte más del rebote económico después de la enrome caída que se tuvo de nuestra economía en el 2020 de un poco más de 8 por ciento.
Entonces lo reportado por el INEGI, respecto al Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), que presentó un sorpresivo crecimiento anual en el mes de octubre de 5 por ciento, no debe ser motivo para levantar campanas a vuelo y decir que ya superamos la crisis.
Este resultado solo indica que si bien nuestra economía empieza a mostrar signos positivos y el crecimiento anual para este 2022 podría ser entre 2.8 y 3 por ciento.
Pero si hacemos comparaciones anuales, este sorpresivo crecimiento del mes de octubre esta por debajo de lo que mostró en el mismo mes pero del 2021. Si vemos mes a mes el comportamiento del crecimiento en este año muestra que en septiembre solo se obtuvo un crecimiento de 0.2 por ciento y en octubre 0.1 por ciento.
Estas cifras nos muestran la realidad de nuestra economía, que sigue impactada por altos niveles de inflación que resultan en precios altos en los alimentos y otros productos. Además de mantener un alto costo del dinero por los niveles de las tasas de interés del Banco de México.
El freno del mes pasado es más visible en la actividad industrial, en la que el crecimiento fue también de 0.1 por ciento mientras que tres meses atrás, en julio, había alcanzado 0.4 por ciento.
Todo esto puede ser entendido en la forma en la cual se redistribuye el ingreso familiar, esto es, se compra una menor cantidad de alimentos, para poder hacer frente a otros pagos como los servicios, ropa y calzado, y en algunos casos educación y salud.
Entonces aun cuando el incremento en los salarios aun este por encima del índice de inflación, es un hecho que el poder efectivo del salario en mucho menor al que se tenía en el 2018.
Por lo tanto, este “espejismo” de un crecimiento anual del 5 por ciento, debe tomarse como un rebote aun de nuestra economía, en espera que en los dos años restantes de esta administración se logren resultados positivos a favor del poder adquisitivo de las familias mexicanas.