
Por Víctor Barrera
El acuerdo entre Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump, para aplazar 90 días la entrada en vigor de un arancel de 30 por ciento a todos los productos que no están dentro del T-MEC, no es realmente algo que deba festejar sino analizar de manera correcta.
No podemos equivocarnos en expresar que ese es un triunfo para Claudia Sheinbaum, porque no da a conocer con exactitud cuales fueron los términos para llegar a ese acuerdo y el ocultar esto significa que el diálogo, aun cuando haya sido con respeto, no favoreció de manera importante a nuestro país.
Sheinbaum Pardo solo informó la prórroga para la entrada en vigor de arancel, pero nada más y fue Donald Trump quien ganó la jugada al informar que los aranceles que en estos momentos se aplican a productos mexicanos continúan, es decir, un 25 por ciento al fentanilo, 25 por ciento a automóviles y 50 por ciento al acero y alumno.
Además la falta de información precisa, nos muestra que los servicios y oficios de Ramón de la Fuente, como secretario de Relaciones Exteriores y de Marcelo Ebrard como de Economía, no dan frutos y por ello tuvo que intervenir Sheinbaum Pardo.
Debemos resaltar que esta aplicación de aranceles, impacta de manera principal a los consumidores norteamericanos quienes ya han mostrado su descontento y han pedido a la Asamblea de representantes y al Senado expliquen a Trump ese impacto.
Y posiblemente esto hizo reflexionar a Trump para conceder 90 días más a México para que presente de manera concreta una alternativa para evitar ese nivel de arancel.
Trump reconoce la importancia comercial de ambos países, pero también entiende que la mayoría de los productos manufacturados proviene de México y sin esa manufactura no pueden concluirse los productos norteamericanos.
Lo que explica que si se aplica un nivel mayor de arancel, los productores norteamericanos lo aplicaran en sus productos y el costo final será mayor para la población del país vecino.
Por tanto esta prórroga permite también otorgar certidumbre a las cadenas productivas y mantiene abierta la vía del diálogo, sin caer en el desgaste de una confrontación directa.
Ahora, esta pausa temporal deberá entenderse, de parte del gobierno mexicano, como una oportunidad más para establecer una estrategia que permita un acuerdo estructural de mayor tiempo.
Pero también abre la duda sobre cuales fueron los términos para que Donald Trump accedería a aplazar el tiempo. Aunque Sheinbaum afirmó que el tema de seguridad esta totalmente cerrado, al acordar una coordinación de trabajo entre ambas naciones, pero no explico en que términos.
Recordemos que Donald Trump sigue señalando la importancia de que México no solo entregue a los integrantes de los cárteles mexicanos, sino también realice un esfuerzo para entregar a aquellos políticos que de alguna manera tienen un nexo con estos grupos criminales.
La prórroga no solo es ganar tiempo, si no también es actuar para encontrar a esos políticos de los que habla Trump y que también hacen mucho daño a nuestro país.
Si hablamos en términos comerciales, ambas naciones son beneficiadas, Estados Unidos evita el repunte de costos y México podría seguir incrementando el nivel de exportaciones hacia esa nación.
Pero en términos políticos y de seguridad, esto aun esta abierto y posiblemente seguirá siendo el factor de presión de Donald Trump al gobierno mexicano.
Un acuerdo importante es la prórroga, pero debe ya encontrarse el acuerdo final y con ello se evitará la incertidumbre que persiste en México.