Necesaria una reforma electoral, pero antes, debe hacerse un buen diagnóstico, plantean especialistas

Es necesario que haya una reforma electoral en México; sin embargo, no se ha hecho un diagnóstico sobre la democracia mexicana que identifique con claridad qué es lo que requiere cambiarse y lo que debe permanecer, plantearon especialistas.

El exconsejero del Instituto Nacional Electoral (INE) Arturo Sánchez Gutiérrez recuerda que la ley actual data de 2014 y ya pasó por cuatro elecciones federales (las de 2015, 2018, 2021 y 2024) y es evidente que hace falta que se hagan cambios que favorezcan la democracia en varios temas.

Por ejemplo, el relacionado con las coaliciones y la sobrerrepresentación, así como el uso de nuevas tecnologías, como en el Programa de Resultados Electorales Preliminares, urnas electrónicas y otros mecanismos que ayuden a que sean más eficientes los procesos.

Por su parte, Luis Carlos Ugalde, quien fue presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) entre 2003 y 2007, plantea que, si el gobierno federal presenta una iniciativa de reforma electoral y se aprueba en dos semanas, como ha ocurrido con otras presentadas en esta y la anterior legislatura, será una reforma con enormes riesgos para el futuro de la democracia.

En cambio, si lo que se quiere es atacar las verdaderas enfermedades de nuestra democracia y se elabora un diagnóstico profundo de las enfermedades del país y se convoca a una deliberación amplia sobre los diferentes medicamentos que pueden usarse para curar esas enfermedades y, con base en un proceso deliberativo amplio, se llega a una serie de recomendaciones, entonces la reforma puede ser muy benéfica para México.

En ese sentido llama la atención en que si uno toma como referencia la forma como se han procesado reformas de enorme relevancia en los últimos 18 meses, la conclusión es que la vía más probable que el gobierno va a usar, en caso de que decida ir con la reforma electoral, será con un proceso fast trak, sin diagnóstico, sin una reflexión profunda, sin un análisis de largo plazo, de lo que requiere el país.

El problema, destaca el reconocido especialista, es que, hasta el momento, no se ha presentado un diagnóstico de la democracia mexicana: qué es bueno, qué es malo, qué requiere mejorarse y por qué.

Además, a pesar de que se carece de un diagnóstico, la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, ya está hablando de instrumentos: ya nos está hablando que se requiere reducir el costo del INE; ya está diciendo que hay que modificar la figura de los plurinominales; ya está hablando de varias cosas, pero no conocemos cuál es la enfermedad.

Por ello insiste en que mientras no conozcamos cuál es la enfermedad, no hay manera de poder recetar medicinas adecuadas.

En opinión de Luis Carlos Ugalde, no solo los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión deben opinar sobre qué es lo que debe contener una reforma en materia electoral: debe ser un grupo amplio de personas, organizaciones, agrupaciones, expertos, funcionarios de gobierno, quienes tienen algo que decir al respecto.

Dice que debería convocarse a partidos políticos, expertos del INE, expertos internacionales, de organizaciones de otros países, organizaciones empresariales de derechos humanos, medios de comunicación, gremios y votantes en general.

“La democracia nos atañe a todos. No es como una ley de Competencia Económica, que solo afecta a cierto sector o la ley de Telecomunicaciones; es una cosa que abarca al conjunto de la sociedad. Por eso una amplia deliberación es necesaria para poder sacar una buena reforma electoral”.

Al respecto, Arturo Sánchez Gutiérrez menciona que, si bien, los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión son actores fundamentales en una reforma, pues sus diputados y senadores son los que van a votar la iniciativa correspondiente, también hay una serie de actores que han manifestado su interés en la reforma electoral.

Hay muchas organizaciones, tanto de la sociedad civil, la academia y exfuncionarios electorales que tienen mucho que decir sobre qué es lo que le conviene a México para fortalecer su democracia.

Incluso, recuerda que, sin ser un actor que vaya a votar la ley, la propia presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, ha hecho sus propias propuestas sobre lo que debería contener una reforma electoral.

Destaca que están empezando a generar voces, como la del Laboratorio Electoral, el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y el Instituto de Estudios de la Transición Democrática.

“Lo que hay que buscar es abrir el debate, pero, sobre todo, construir garantías para que las ideas realmente cuenten y se tomen en consideración a la hora de diseñar una reforma que, sin duda, llegará al Congreso de la Unión y serán los partidos quienes la voten, pero que debiera tener considerados los puntos de vista de todos.

Por otra parte, Luis Carlos Ugalde comenta que una de las características de la democracia es el pluralismo y por lo tanto uno de los propósitos centrales debe ser que lo haya en el escenario político nacional. Así surgió el proceso de transición a la democracia en México en los años setenta del siglo pasado, estimulando el pluralismo y gracias a esas medidas, fue posible la creación de los diputados plurinominales y que la izquierda llegara al Congreso en 1979.

Por eso, destaca, es muy importante que se defienda la figura de los plurinominales, porque a pesar de que haya antipatía en la población por los diputados pluris, es una figura necesaria. Por eso es necesario garantizar que las elecciones sean con piso parejo; por eso es necesario combatir que los programas sociales sean usados con fines electorales, porque todos esos instrumentos fueron los que permitieron que México comenzara una ruta de pluralismo desde los años 70 y eso hay que reavivarlo, porque está medio muerto en este momento.

En otro tema, menciona que es obvio que la política requiere árbitros imparciales, porque entonces no habrá piso parejo.

En tanto, Arturo Sánchez Gutiérrez indica que lo que menos se dice hoy es que, tanto el INE como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) han sido capturados por el gobierno. “Yo no sé hasta qué punto sea eso cierto, el hecho es que con autoridades de las cuales se tiene esa percepción no habrá confianza para que las elecciones no solo salgan bien, sino que sean creíbles”.

Por ello, insiste en que es necesario que haya una participación de todos, para que la conformación del INE y del TEPJF sea creíble y funcional para que haya buenas elecciones en adelante.

Al preguntarle por la discusión que ya se escucha sobre los legisladores de representación proporcional, explica que no es un asunto estrictamente electoral, sino que formaría parte de una reforma política, porque si pensamos en materia electoral tenemos que hablar de las características de los partidos, de sus prerrogativas, de las características del INE, de las de la elección. En cambio, cuando hablamos de los plurinominales hablamos de la definición de cómo debemos ser representados los mexicanos. Eso es una decisión política.

Lo que se está abriendo como discusión es que la representación tiene que cambiar: que ya no debemos ser representados en la Cámara de Diputados a través del sistema de mayoría relativa y representación proporcional. Hay quienes creemos que debe prevalecer este sistema; la presidenta piensa que no.

Yo creo que ese es un debate político que involucra a todos los mexicanos porque es la forma en que vamos a ser representados, que es lo mismo que ocurrió con la reforma al poder Judicial donde se cambió una forma importante de cómo se integra una parte del Estado mexicano que es el poder Judicial, abundó.

En este caso, continúa, se cambia la forma de cómo se integran los órganos representativos del país. Yo creo que eliminar la representación proporcional es una medida antidemocrática porque la representación proporcional permite que participen y estén representadas todas las fuerzas electorales siempre y cuando tengan una mínima representación a nivel nacional. Eliminar la representación proporcional es dejar fuera de la representación a los partidos minoritarios y no es conveniente hacerlo. Eso está a debate y ojalá se discuta abiertamente.

El especialista considera que no debería quedar fuera de una reforma electoral la rendición de cuentas de los partidos, concretamente la fiscalización de los gastos, lo cual tiene que mejorarse de una manera importante y que se garanticen los recursos para que funcione el INE.

“También me preocupa mucho que el sistema de coaliciones deje de funcionar o se utilice solo para crear mayorías artificiales que violan la constitución”, agrega.

En opinión del especialista, si lo que se quiere simple y sencillamente es ahorrar dinero, reduciendo el presupuesto al INE y a los partidos políticos, no es la mejor forma de fortalecer la democracia en el país.

Luis Carlos Ugalde es enfático al señalar que si el gobierno controla al INE la ventanilla de la competencia electoral se cierra por completo y entonces en las próximas décadas las elecciones serán un formalismo, pero sin contenido.

Las elecciones serán un requisito pero no cambiará al partido en el gobierno. Entonces la vía electoral, como un mecanismo de control político del gobierno, dejará de existir. Esa es la gravedad de esto. Si el gobierno controla al INE, como ocurría hace 40 años con el PRI que controlaba a la Comisión Federal Electoral, las elecciones no tienen sentido, dejan de tener sustancia. Esa es la gravedad del problema, enfatiza.

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