Medidas populistas no son soluciones efectivas y ralentizan el crecimiento económico

Por Víctor Barrera

Ante la presión que el gobierno mexicano tiene por la aplicación de medidas arancelarias, ahora reciprocas, y la falta de un arranque de nuestra economía que nos haga pensar que creceremos más de un punto porcentual, se hace necesario recurrir al populismo.

En esta ocasión es en las gasolinas, porque el precio de este producto amenaza en incrementarse ante la posibilidad de que las decisiones de Donald Trump inicien un cisma en el mercado petrolero.

Pero la pegunta es, si la medida populista tomada ayer podrá a alcanzar para convencer a los mexicanos que se trabaja para el bien de todos.

Poque este energético, que fue la punta de lanza para destruir al régimen de Peña Nieto, con la promesa de bajar el litro de gasolina a 10 pesos, porque era excesivo el precio con el que se vendía en aquel tiempo, permitirá que las familias mexicanas recuperen su poder adquisitivo ante una escalada de precios, principalmente los de abastecimiento básico, que son los alimentos.

A lo largo del sexenio del tabasqueño, esta promesa jamás se cumplió, porque de hacerse realidad, posiblemente las arcas gubernamentales empezarían a bajar.

Porque el precio de venta del energético al consumidor está sujeto al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), gravamen que es excesivamente alto, no solo en este si no también en otros productos, pero sirve para que el gobierno federal obtenga recursos.

Porque si el Estado, mantiene un impuesto alto en los energéticos, es porque le permite compensar el cobro de otros impuestos.

Tomar una medida de control de precios, no es más que una herramienta populista que le llevará aplausos al gobierno, pero en realidad quienes terminaremos pagando ese control de precios somos todos los mexicanos, aun cuando no se tenga automóvil

Porque un precio controlado, eliminará la competencia en el negocio de la venta gasolina y con ello elevará la predominancia de Pemex, que hasta ahora sigue mostrándose como incapaz de generar el energético suficiente para abastecer el mercado interno y por ello se sigue importando.

Esto significará que el gobierno federal mantendrá un Pemex con grandes boquetes en su producción y el costo del energético tendrá que ser subsidiado, aunque se niegue con recursos públicos, como se ha venido haciendo.

También el mercado no será totalmente abastecido, porque llevar de la zona fronteriza la gasolina importada a otras regiones del país tendrán costo y el gobierno federal no asumirá ese costo, y empezará el desabasto en grandes partes del país.

Pero también esta decisión estrechará aún más los recursos para ser utilizados en sectores productivos que permitan su crecimiento. Esto por supuesto se verá en poco crecimiento económico, cierre de fuentes de empleo.

Si no se hace algo por incentivar la inversión en todos los sectores, en el corto plazo nuestra economía no alcanzar a crecer más de un punto porcentual, algo que incrementara los problemas ya existentes. Sacrificar el crecimiento económico por populismo suele resulta totalmente negativo. Al tiempo lo veremos

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