Por Víctor Barrera
Solo un trámite será la aprobación de las reformas constitucionales que otorga al Poder legislativo una preeminencia sobre la Corte y el Poder Judicial, ya que como se conoce la mayoría de los Congresos locales también son dominados por una mayoría de legisladores de Morena y partidos aliados.
Esto también abre la puerta para que el Poder Legislativo sea no solo quien haga las leyes sino también las aplique, las interprete y cuide que nadie, absolutamente nadie pueda impugnarlas.
El resultado es que todos los mexicanos, estamos ante el riesgo de perder todo ante la imposibilidad de acudir a un Poder que pueda defendernos del abuso de la autoridad, porque si a los legisladores o al presidente en turno se les ocurre una ley que implique quitar la obligación del gobierno de seguir otorgando servicios nadie podrá alzar la voz porque nadie lo defenderá.
Porque una de las reformas aprobadas por la mayoría legislativa, Morena, PT y PVEM, obliga a que los puestos públicos del Poder Judicial sean a través del voto popular, pero los candidatos serán elegidos a través de las propuestas del Poder, Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, por tanto, el “pueblo sabio” solamente saldrá a ratificar a aquel candidato o candidata que sea más popular y tenga el respaldo de dos de esos tres poderes.
Pero lo terrible es que esos nuevos funcionarios del Poder Judicial quedarán como empleados de los otros dos poderes y a través de un Tribunal, que tendrá sus reglas normas y leyes de operación que imponga el legislativo, no podrán contraponerse a riego de perder su empleo.
Todo esto significa que, en cualquier juicio, la resolución será conocida de antemano a favor del Poder Ejecutivo.
En cuanto a la llamada “supremacía constitucional”, otra reforma aprobada por Morena, PT y PVEM, esto también impedirá que los ciudadanos y la población en general puedan defenderse ante el abuso de poder, porque estaremos sometidos a las decisiones del Poder Ejecutivo y Legislativo, quienes establecerán leyes a modo para que estos poderes puedan hacer lo que les venga en gana sin rendir cuentas, porque nadie podrá impugnar las nuevas leyes, que por supuesto la mayoría será de carácter constitucional.
Esto también condena a los mexicanos a vivir en un país donde la democracia solo será una palabra y no una realidad, como sucede en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, porque, repito, todas las leyes se irán construyendo para ofrecer mayores oportunidades de ganar a esta “izquierda” que se autocalifica de humanista que poco tiene de izquierda y nada de humanista.
Esperemos que esta administración y las subsecuentes, tengan la capacidad de establecer no gobiernos absolutistas, donde las decisiones son así, sino un gobierno que sea verdaderamente humanista, que vea por las necesidades de su población y que no las utilice solo para eternizarse en el poder, acumular riquezas mientras que la mayoría de la población podría estar en condiciones no tan humanas.