El gobierno federal concluyó los trabajos para la rectificación, ampliación y revestimientos del río Tula; sin embargo, vecinos de la zona donde, en septiembre de 2021, al menos 17 personas murieron y más de 30,000 resultaron damnificadas por el desbordamiento de ese afluente, siguen temerosos de que vuelva a ocurrir una tragedia, si ocurre otra fuerte avenida de aguas negras provenientes del drenaje de la Ciudad de México.
El 6 de septiembre de 2021, un incremento súbito del caudal del río puso bajo el agua todo el centro de Tula, Hidalgo, incluida la planta baja del Hospital General de Zona número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el cual, para esas fechas, seguía atendiendo pacientes graves de Covid-19.
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las inundaciones en Tula no se debieron a las lluvias ocurridas en la zona, sino a que el río que comparte nombre con esa ciudad fue rebasado por las emisiones de aguas negras enviadas desde la capital del país.
El río en cuestión recibe aportaciones de la cuenca de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Durante la temporada de lluvias, los conductos que salen del Valle de México hacia ahí llevan volúmenes de agua que pueden sobrepasar su capacidad a la altura de la ciudad del mismo nombre.
Los días 6 y 7 de septiembre de 2021, las lluvias fueron de 75 milímetros, con lo que se pueden considerar intensas.
El río recibió un caudal extraordinario de alrededor de 500 metros cúbicos por segundo, cuando tenía capacidad para conducir solo 230. Eso fue lo que generó la gran inundación.
Del Túnel Emisor Oriente (TEO) y del Túnel Emisor Central (TEC) de la capital del país, salieron 150 metros cúbicos por segundo, pero también se tuvieron escurrimientos en la presa El Salto, de 28 metros cúbicos por segundo y se sumaron las descargas de la presa Requena, con 100 metros cúbicos por segundo y la cuenca propia aportó más de 90 metros cúbicos por segundo más. Además, el Río Tlautla recibió descargas de la presa Danxhó a razón de 130 metros cúbicos por segundo.
Fue tal la intensidad de las lluvias, que las presas se llenaron y aunque se cerraron las compuertas, no tuvieron posibilidad de cerrar las avenidas de los ríos Tepeji y Tlautla ya que operaron los vertedores de las descargas de excedencias.
Ante esa situación, el gobierno federal determinó realizar trabajos para la rectificación, ampliación y revestimientos del río Tula, con el fin de eliminar el riesgo de inundaciones en la ciudad que ocupa el espacio que algún día fue epicentro de la cultura tolteca.
Según la Conagua, con una inversión de 1,160 millones de pesos, entre 2022 y 2024, los trabajos incrementaron al doble la capacidad del río Tula, reduciendo el riesgo de inundaciones por eventos hidrometeorológicos extremos.
Las obras que, según el gobierno federal benefician a más de 29,000 pobladores, incluyeron la ampliación de la sección hidráulica de los puentes Zaragoza y el histórico Metlac (inaugurado en 1772 por el Excelentísimo Cuadragésimo Sexto Virrey de la Nueva España, Fray Don Antonio María de Bucareli y Ursúa); se retiró y reconstruyó el puente Tres Culturas y se construyó el puente colgante Quetzalcóatl, además de muros bordos y protecciones marginales.
También se edificaron pilas de protección de casas al borde del río y se realizaron obras de limpieza y desazolve.