Por Víctor Barrera
Todo gobierno tiene como tarea principal encontrar no solo el mejoramiento económico del país, sino atender todas las necesidades de su población para que alcance una mejor calidad de vida y esto se hace reconociendo principalmente los problemas persistentes y darles la solución adecuada.
México ha caído en un ambiente económico débil que deberá solventarse lo antes posible para evitar que este sexenio sea igual que el anterior, donde en lugar de encontrar un crecimiento económico y desarrollo en todos los sectores productivos fue todo lo contrario.
Por ello, se deberá establecer un ambiente económico, político y social adecuado que invite a los inversionistas a colocar sus capitales en nuestro país.
Pero para ello es necesario saber administrar los recursos públicos para que se obtenga este ambiente, es decir, el gobierno deberá empezar a invertir en sectores detonadores de riqueza como es la infraestructura. Sin embargo, y como señalamos el día de ayer, esto deberá partir de un presupuesto de egresos adecuado y con estabilidad en los ingresos que se obtenga.
También señalé que para el 2025 el gobierno federal cuenta con un margen de maniobra limitado, puesto que el 70 por ciento del presupuesto esta ya comprometido en cuestiones ineludibles.
Esto obliga al gobierno federal a ofrecer un ambiente adecuado para atraer inversiones y abrir la posibilidad de la existencia de colaboraciones público –privadas que implique compartir los riesgos y los beneficios de cada obra, en infraestructura que se construya.
Esta administración federal deberá reconocer que no cuenta con los recursos de la anterior administración, que hizo uso de los recursos de fondos y fideicomisos, que durante 20 años se fueron acumulando para hacer frente a problemas no presupuestados como son los desastres naturales, el mantenimiento adecuado de caminos, puentes, puertos y aeropuertos, además de otros rubros como presas y transporte público.
Estos recursos, de fideicomisos y fondos fueron aplicados en las mega obras, yo diría, los caprichos, de la anterior administración, pero fueron insuficientes y por ello es que se tuvo que establecer más recursos presupuestales para, más o menos, construir las obras, en espera de que se concluyan totalmente en esta administración la utilidad pública de estas mega obras se empiece a dar para obtener recursos adicionales a favor de las arcas públicas.
Pero ante la falta capacidad para saber administrar la riqueza, la poca que existía fue dilapidada y se establecieron programas sociales, que ahora se convierten en un problema, porque es urgente generar riqueza para cubrir sus costos o de lo contrario solo se seguirá repartiendo pobreza, sin mejorar la calidad de vida de los que habitamos México.
Ahora es necesario que se priorice la generación del crecimiento económico para crear riqueza y luego poder distribuirla, porque si seguimos haciendo todo lo contrario, el destino de México y sus pobladores seguirá seguir en la mediocridad.