El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne este viernes con dirigentes de América Latina para impulsar el crecimiento con más inversión, bonos verdes y cadenas de suministro fuertes con el fin de frenar la migración y, de paso, contrarrestar la influencia de China.
Biden acoge en la Casa Blanca a los dirigentes de Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, República Dominicana, Uruguay, Canadá y Barbados y a los ministros de Relaciones Exteriores de México y Panamá para la primera cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), lanzada en 2022.
“Ninguno de nosotros tiene una varita mágica para aumentar la productividad y generar buenos empleos y salarios más altos”, les dijo por la mañana la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, durante un desayuno de trabajo.
Yellen propone aumentar la inversión del sector privado y diversificar las cadenas de suministro como motores claves para el crecimiento regional.
“Creemos que los países de la APEP están bien posicionados para adoptar las medidas necesarias para beneficiarse del friendshoring”, afirmó, usando un término acuñado por ella para referirse a la producción y aprovisionamiento en países aliados geopolíticos.
“Pero las nuevas inversiones no llegarán automáticamente”, advirtió.
Estados Unidos confía en que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desempeñe un papel esencial facilitando las asociaciones entre empresas estadounidenses y regionales.
También espera que los países se beneficien de un eventual aumento de la capacidad crediticia del Fondo Monetario Internacional (FMI) si consigue su propósito de elevar las cuotas de los Estados miembros.
La APEP se centrará en tres vías para crear competitividad: “energía limpia, semiconductores y suministros médicos“, declaró este viernes una funcionaria estadounidense en una rueda de prensa telefónica.
La idea, dijo, es celebrar una cumbre cada dos años y ampliar el número de miembros para que sea un foro inclusivo.
Estados Unidos está convencido de que América puede convertirse en la región “más próspera, democrática y segura del mundo” gracias a su potencial de tierras fértiles para alimentar al mundo y su riqueza de recursos naturales, pero es consciente de “desafíos compartidos” como el cambio climático, las desigualdades de ingresos y sobre todo la migración.
La migración es un quebradero de cabeza para el dirigente demócrata, a quien los republicanos acusan de no hacer lo suficiente para frenarla en la frontera con México.
“Las nuevas herramientas económicas que el presidente Biden anunciará hoy junto con el sector privado del BID y otros donantes, pretenden reforzar el espíritu de acogida” de migrantes en los países de la región y “recompensar” a aquellos que “los están acogiendo e integrando“, declaró otra funcionaria en la misma llamada telefónica con periodistas.
Crear una red regional no solo frenaría la migración, estima Washington, sino que serviría contrapeso a la creciente influencia de China, su gran rival que gana terreno a golpe de talonario.
La primera sesión de trabajo de la APEP transcurre en tiempos convulsos.
Varios de los países participantes, como Colombia, México y Chile, han llegado enfadados a Washington por un tema que nada tiene que ver con la cumbre pero podrían sacar a relucir: los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza, que han causado más de 9 mil muertos, según fuentes de Hamás, en represalia por un ataque de miembros de este movimiento islamista palestino en el que murieron al menos 1 mil 400 personas, en su mayoría civiles.
Los líderes latinoamericanos podrían aprovechar para pedir a Biden que promueva un alto el fuego.
El presidente chileno Gabriel Boric fue el primero en abordar el tema en un encuentro el jueves con Biden en la Casa Blanca.
A la salida de la reunión no se anduvo con rodeos: “Lo que está sucediendo en la Franja de Gaza es sencillamente inaceptable” y “no aceptamos que se nos haga elegir entre uno y otro bando” porque “nosotros optamos por la humanidad”.