Por Víctor Barrera
La acumulación de problemas dentro del país, no permite ver la realidad donde se sitúa, que realmente es preocupante.
En un gobierno que prometió un cambio, una transformación, esta no ha sido hacia delante. Esto amparado ante la popularidad, que paga y sigue pagando el inquilino de Palacio Nacional.
Falta menos de un año para que culmine este régimen y la decisión de la gente en los comicios del 2024, señalaran el rumbo del país. La continuación del mismo en la persona de Claudia Sheinbaum o poner nuevamente un alto y mirar hacia Xóchitl Gálvez, quien deberá empezar a mostrar una sana distancia en relación a lideres de los partidos políticos que la cobijan.
Debemos de seguir calificando popularidad como eficiencia, ya que el inquilino de Palacio de gobierno sigue pagando esa popularidad a costa del os mexicanos, engañándonos como si fuera resultado de eficiencia, cuando esta no existe
Entonces pongamos en la mesa los resultados de este gobierno y sus promesas
Dijo que trabajaría para los más pobres y ha sido todo lo contrario, no ha hecho absolutamente nada para crear una movilidad social. La entrega de los apoyos sociales solo han sido un paliativo a la pobreza, pero no la solución. Ahora, lamentablemente hay mas pobreza extrema, que en sexenios anteriores, y la clase media cada vez se ve más disminuida, siendo esta el principal apoyo económico del propio gobierno, por el pago de impuestos. Mucha gente ha encontrado en el comercio informal, su mejor apoyo para obtener más ingresos.
Esto ha alimentado otro problema, la inseguridad, el cobro de piso, las amenazas y hasta el ataque directo a la gente se ha incrementado sin que este gobierno procure utilizar los instrumentos del estado para investigar, prevenir y atacar a la delincuencia, esto ha permitido que la delincuencia se empodere y el resultado es que una buena parte del territorio nacional es administrada por grupos criminales.
Dejando cierto tufo de complicidad, que nos lleva a la corrupción, que también se ha incrementado, la opacidad en el manejo de los recursos públicos, y el ataque para debilitar a los órganos autónomos, que de alguna manera habían empezado a ser el contra peso de una presidencia omnipotente y omnipresente, ha sido la constante de este gobierno. Ahora se destruyen fondos y fideicomisos que eran manejados para proteger a la población de cualquier desastre, y se construyen fideicomisos para otorgar mas poder económico a las fuerzas armadas y otorgar recursos mas haya de este sexenio para concluir los obras de esta administración, que no dejaran utilidad publica, porque todo se ira a la administración y pensiones de las Fuerzas Armadas.
La destrucción del sistema de salud, al desparecer el Seguro popular, que garantizaba por lo menos atención medica a 52 millones de mexicanos para crear y desaparecer el INSABI, que luego se traslado al IMSS-Bienestar una improvisación en su funcionamiento. A esto se suma la destrucción de la logística del abasto de medicamentos; la eliminación de los programas de vacunación; la desatención a enfermos crónicos; el abandono al personal de salud en la pandemia; y la declaratoria de muerte a niños con cáncer.
Por ultimo el deterioro el potencial económico del país, que empezaba a mostrar crecimientos constantes del 2 por ciento con un futuro incremento a dejar crecimientos de 1 por ciento anual, en promedio, sin la creación de infraestructura que invite a los inversionistas a establecerse en el país. Con ello desaprovechando la cercanía geográfica con la economía número uno del mundo.
México se ha mantenido en pie, no por el gobierno que tiene, sino por la resiliencia de su gente, que sale a las calles a buscar su ingreso diario, a la gente que aun con grandes desventajas produce en el campo para alimentar a los mexicanos y exportar. A los empresarios quienes han cargado con las decisiones de este gobierno de incremento en los salarios, sin recibir a cambio beneficios para fortalecer las cadenas productivas, y a los trabajadores quienes han salido del país para encontrar ingresos y enviar remesas para que sus familias puedan salir de la pobreza.
Entonces deberemos pensar en el presente y futuro, alejarnos de los caudillos que mienten para obtener popularidad, a políticos que engañan con promesas incapaces de cumplir, a esa gente que solo busca el beneficio personal y no el de toda la población.
No nos dejemos llevar por encuestas baratas y reclamos de que ya están las cosas definidas. Quieren que no vayamos a las urnas. Si logramos niveles de votación por encima del 60% no nos ganan ni con sus recursos, trampas, aliados y abusos. El tiempo es ahora y la nación exige nuestra defensa y suma colectiva. No olvidemos jamás las cifras reales.