Por Víctor Barrera
Al inicio de este siglo, el desarrollo de la democracia presento un cambio importante en sus leyes al impedir que el titular del poder ejecutivo utilizara todo su poder para realizar campaña política a favor de su candidato o el candidato de su partido, como se hizo a durante varios años donde el PRI era el partido gobernante.
Esta modificación legal, que surgió de un cuestionado proceso electoral donde el PAN por segunda vez consecutiva se proclamaba ganador de la presidencia de la republica, permitió impedir la participación directa del Ejecutivo, así como de los funcionarios públicos para que hablaran a favor de un candidato.
En aquel entonces, esta modificación, se presentó como una adecuada decisión y con ello se evitaba también que el Ejecutivo utilizara recursos públicos para promover a su candidato, incluyendo su palabra.
Se busco también amarrar la cantidad de recursos que se utilizaría para las campañas políticas y se permitió que recursos privados pudieran participar en ellas, el problema es que esto abrió la puerta para que muchos de esos recursos no necesariamente fueran lícitos o con el único sentido de aportar a una campaña sin después exigir “el pago de factura”.
Aquí debo mencionar que estas modificaciones se hicieron a partir de una demanda para evitar la intervención presidencial realizada por López Obrador y su entonces partido.
Ya en el 2018, al ganar el la anhelada presidencia de la república, López Obrador intenta evadir estas leyes y esgrime el derecho de réplica, aunque nadie lo mencione, para ir en contra de la persona o personas que considere sus adversarios o enemigo declarados.
De tal forma que la decisión del INE de intentar impedirle al presidente seguir realizando campaña a favor de su Movimiento, basada precisamente en la legislación electoral, la califica como absurda y restrictiva, manifestando que quieren “cerrarle la boca”.
Esta ley, que violenta cada día López Obrador, es vigente y por tanto debería ser él el primero en respetarla, pero como no esta dispuesto a acatarla busca esos resquicios legales para poder seguir siendo el coordinador de campaña de sus “corcholatas”, manifestando que tiene el derecho de replica y que aun cuando la acate será bajo protesta.
“No me vengan con que la ley es la ley” son las palabras que resuenan cuando el tabasqueño sintiéndose el todopoderoso en México, se permite violentar la ley sin que nadie le pueda amonestar al respecto.
López Obrador ahora ha buscado otro resquicio para seguir de lleno dentro de las campañas para la sucesión presidencial. Mostrando con ello que el poder que ha concentrado permite amoldar a esos organismos que fueron creados para impedir el abuso del poder.