Por Víctor Barrera
Al termino de los comicios celebrados el pasado domingo, en Coahuila y el Estado de México, Morena y sus aliados han empezado la carrera presidencial y con ello dan un paso adelante, en la búsqueda de mantener la presidencia de la república y obtener la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, para con ello, regresar al país al poder absoluto de un solo hombre o mujer.
La forma en la cual se elegirá al candidato o candidata presidencial, es tan pueril que simplemente nos remite a que será el tabasqueño quine definirá a su sucesor o sucesora, de acuerdo a las características y perfil deseado por López Obrador para evitar que inicie, en la próxima administración investigaciones por el mal uso de los recursos públicos durante su administración.
Por lo tanto, al igual que Carlos Salinas de Gortari, en algunos meses más, después de la encuesta a realizar, el tabasqueño podrá decir “no se hagan bolas, la candidata es…”.
Y es que en realidad Claudia Sheinbaum, es la única que garantiza a López Obrador una obediencia ciega y sobre todo la oportunidad de permitir que atrás del quien ejerza el poder Ejecutivo en el país, se encuentre verdaderamente quien detente el poder.
Todo lo demás será simplemente parte de la estrategia para mantener la mirada en las “corcholatas” y evitar que la gente se centre en la realidad económica del país y el desastre social, por el alto índice de inseguridad que existe.
Mientras tanto, en la otra alianza, del PRI-PAN-PRD, seguirán haciendo cuentas alegres y no se aplicarán verdaderamente a presentar un plan de desarrollo económico para el candidato que favorezca a su vez el captar a un mayor número de electores.
Esta alianza sabe que, aun perdiendo, salen ganando, porque mantendrán, por lo menos dos de los tres partidos, una buena cantidad de legisladores, arrebataran, algunas alcaldías y esto les permitirá seguir viviendo del erario público a través de las prerrogativas que se les otorga como partidos políticos con registro.
Saben que aún es alto el número de gente indecisa y que mucha de ella no saldrá a votar en el 2024, porque están hartos de los partidos políticos, por lo tanto, se beneficiarán porque mantendrán los mismos niveles de votos y por supuesto su registro políticos y prerrogativas.
La promesa de la “gran alianza ciudadana”, posiblemente solo quedará en eso, porque no han logrado encontrar a esa figura que se identifique no solo con los tres partidos políticos, sino con la ciudadanía, como el verdadero defensor de la democracia, porque solo están buscando a su candidato al interior de sus partidos y no ponen la vista fuera de ellos.
Por lo tanto, esta miopía política, no les permitirá establecer una verdadera estrategia y repetirán lo que sucedió elpasado domingo 4 de junio en el Estado de México, es decir perderán pero a su vez ganaran al mantenerse en el negocio de la política.
Entonces los mexicanos estamos condenados a regresar a los tiempos de un partido hegemónico, donde la oposición será comparsas de este y solo buscará el interés particular de los partidos políticos y sus líderes.
Ojalá y la oposición abra bien los ojos y no se quede en esa miopía política. Que establezca una estrategia capaz de derribar esta hegemonía de Morena y que permita seguir en el desarrollo de la democracia, el mantenimiento de nuestras libertades, pero sobre todo se busque el bienestar y mejoramiento en la calidad de vida de los mexicanos.
La oposición tiene un punto a favor, existe una gran cantidad de ciudadanía dispuestas a rebasar la partidocracia existente y detener el autoritarismo que ha implementado nuevamente el inquilino de Palacio Nacional, pero para ello la oposición debe ceder a favor de México y sus habitantes.