El narcotraficante colombiano Harold Mauricio Poveda Ortega, alias El Conejo, que trabajaba en México para el cartel de Sinaloa, rompió a llorar durante una sesión del juicio contra el exsecretario de Seguridad Pública Genaro García Luna al ver unas imágenes de su antigua mansión.
Preguntado por la Fiscalía, El Conejo habló con entereza de asesinatos que ordenó, secuestros e incluso relató con detalles cómo fue torturado y humillado por agentes de la Policía Federal. Sin embargo, se derrumbó cuando proyectaron en una pantalla de la sala imágenes de su casa en México y sus animales salvajes. “Es mi casa. Era mi casa”, dijo el narco con la voz rota y mientras se limpiaba las lágrimas con una mano.
Las imágenes mostraban a sus tigres, sus leones y un mono, cuyos nombres El Conejo iba enumerando según aparecían y que guardaba en su casa, a la que los medios se refirieron en su momento y él recordó como “la mansión de la fantasía”: “Una casa que hice a mi gusto, a mi imaginación, una casa muy bonita”, dijo.
La casa está situada en Ciudad de México, en “El desierto de los leones” El Conejo, que está en libertad condicional en Estados Unidos en espera de que se dicte sentencia, es un testigo de la Fiscalía contra García Luna, acusado por narcotráfico.
En su testimonio aseguró que trabajaba para Arturo Beltrán Leyva, cabecilla del clan de los Hermanos Beltrán Leyva, y que formó parte del clan del Sinaloa hasta una guerra interna que estalló en 2008. EFE