Por Víctor Barrera
Hoy por la mañana, María, mujer, esposa, madre de familia y principal administradora de la economía familiar, se levantó para iniciar su rutina diaria, preparar el desayuno para su familia y realizar el presupuesto semanal para que permita ofrecer a su familia una adecuada alimentación.
Tomo el cuaderno donde cada semana va anotando cada gasto que realiza y observa que el ingreso de cada semana rendirá mucho menos que la anterior.
Enciende la radio para escuchar música y las noticias entre las que sobresale que el gobierno federal de México incrementará los subsidios a las gasolinas y diésel con el objetivo de evitar los “gasolinazos” y que estos impacten de manera importante en el precio de otros productos.
Empieza a realizar su lista del gasto y de esa lista descarta el pan de dulce que en promedio está en 8 pesos por pieza y aumenta la cantidad de pan blanco, con un precio de 2 pesos para el desayuno, piensa que con lo que gastaría en pan dulce serviría para comprar un kilo de huevo con un costo de 38 pesos el kilogramo, algo que de entrada rebasa su presupuesto.
Piensa en comprar algunas legumbres como fríjol o lenteja, pero el precio del primero está entre los 38 y 42 pesos, mientras que la lenteja pagará 23 pesos por medio kilo, la cebolla está en 25 pesos kilo, el chile por encima de los 18 pesos el cuarto.
Es cuando empieza a borrar algunos de estos productos de su lista, porque los ingresos que suman dos salarios mínimos, de su esposo, no alcanzará para la semana, porque el kilo de tortilla se ubica en 20 pesos, cualquier fruta tiene un precio similar y los embutidos tienen un costo promedio por cuarto de kilo entre los 26 y 36 pesos, mientras que el pollo se ubica entre los 60 y 90 pesos kilogramo dependiendo la pieza que desee comprar.
A esto le debe sumar el costo del gas LP que en esta semana rebasará los 480 pesos, porque el gas del bienestar no ha pasado desde hace de un mes y medio y piensa que posiblemente ya no distribuirán este gas.
Escucha que el secretario de Hacienda está preocupado por mantener las finanzas públicas sanas, lo que le hace reflexionar, y preguntarse, ¿es más importante las finanzas sanas que millones de niños que, ante la crisis económica que se vive en México, no están bien alimentados derivado de los altos precios de los productos básicos?
María cierra su cuaderno y suspira para luego prepararse a realizar el desayuno y esperar que, en los próximos días, el gobierno federal ponga un alto, no solo al incremento del precio de las gasolinas y el diésel, sino de al de los productos básicos, para evitar que los distribuidores de los alimentos, so pretexto del incremento en los energéticos sube el de sus productos.
María escucha que sus hijos se han levantado y se apura a realizar el desayuno, su esposo ya salió desde la 5 de la mañana y solo tomó una tasa con café sin leche y un pan blanco.
María esboza una sonrisa y recuerda el slogan de un programa televisivo “aquí nos tocó vivir” e inicia sus actividades diarias