El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, dijo el jueves que Estados Unidos designará a dos pandillas ecuatorianas como organizaciones terroristas extranjeras, en la medida más reciente del gobierno del presidente Donald Trump contra los cárteles.
El anuncio se produjo mientras Rubio viajaba a Ecuador para reunirse con los líderes del país sudamericano en un viaje a América Latina esta semana, que se vio ensombrecido por un ataque militar estadunidense contra el Tren de Aragua, una pandilla designada de manera similar. Dicho ataque ha generado preocupaciones en la región sobre si el gobierno de Trump intensificará la actividad militar para combatir el narcotráfico y la migración ilegal.
Los dos nuevos grupos designados, Los Lobos y Los Choneros, son pandillas ecuatorianas a las que se atribuye gran parte de la violencia que comenzó desde la pandemia de covid-19. La designación, dijo Rubio, ofrece “todo tipo de opciones” para que el gobierno de Estados Unidos trabaje en conjunto con el gobierno de Ecuador para acabar con estos grupos.
Esto incluye la capacidad de abatirlos, así como tomar medidas contra las propiedades y cuentas bancarias en Estados Unidos de los miembros de esas organizaciones criminales y personas vinculadas con ellas, dijo Rubio, agregando que también ayudaría con el intercambio de inteligencia.
Rubio los llamó “estos animales crueles, estos terroristas”.
“Esta vez no solo vamos a cazar a los narcotraficantes en las pequeñas lanchas rápidas y decir ‘tratemos de arrestarlos'”, dijo Rubio en una conferencia de prensa en Quito, la capital de Ecuador. “No, el presidente ha dicho que quiere declarar la guerra a estos grupos porque han estado en guerra con nosotros durante 30 años y nadie ha respondido”.
Las reuniones que Rubio sostuvo en Quito el jueves se produjeron después de las conversaciones que tuvo el día anterior con líderes mexicanos, ensombrecidas por el ataque militar estadunidense a presuntos narcotraficantes del Tren de Aragua en el sur del Caribe.
El gobierno de Trump afirma que el objetivo fue un barco venezolano utilizado para el narcotráfico y tripulado por miembros del Tren de Aragua. Autoridades estadounidenses dicen que la carga de la embarcación estaba destinada a Estados Unidos y que en el ataque murieron 11 personas.
Los funcionarios estadounidenses aún no explican cómo el ejército determinó que las personas a bordo del barco eran miembros del Tren de Aragua.
Rubio defendió el miércoles la acción y no ofreció justificación alguna, más allá de decir que el barco representaba una “amenaza inmediata” para Estados Unidos y que Trump optó por “volarlo” en lugar de seguir lo que había sido el procedimiento estándar de detener y abordar, arrestar a la tripulación y confiscar cualquier contrabando a bordo.
El ataque recibió una reacción mixta de los líderes en toda América Latina, donde la historia de intervención militar y diplomacia de cañonero de Estados Unidos aún está fresca. Muchos, como los funcionarios en México, tuvieron cuidado de no condenar abiertamente el ataque, pero enfatizaron la importancia de proteger la soberanía nacional y advirtieron que una mayor participación militar de Estados Unidos podría resultar contraproducente.
Hablando con periodistas junto a Rubio, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Juan Ramón de la Fuente, enfatizó la preferencia de su país por la no intervención y la solución pacífica de conflictos.
Rubio argumentó el jueves que las acciones de Estados Unidos estaban dirigidas más hacia Venezuela, y no a México, debido a su conflictiva relación con el país sudamericano.
“No hay necesidad de hacer eso en muchos casos con gobiernos amigos, porque los gobiernos amigos nos van a ayudar”, dijo Rubio a los periodistas. “Pueden hacerlo ellos mismos, y nosotros les ayudaremos a hacerlo”.
Ecuador tiene sus propios problemas con el tráfico de narcóticos y también ha sido considerado por el gobierno de Trump como un posible destino para deportar a migrantes no ecuatorianos desde Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses han dicho que les gustaría lograr un acuerdo con Ecuador en el que este país acepte a dichos deportados, pero el estado de las negociaciones con Quito no estaba claro.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, agradeció el jueves a Rubio por los esfuerzos de Estados Unidos para “eliminar realmente cualquier amenaza terrorista”. Antes de su reunión, Rubio había dicho en las redes sociales que Estados Unidos y Ecuador están “alineados como socios clave para poner fin a la inmigración ilegal y combatir el crimen transnacional y el terrorismo”.
En el más reciente Informe Mundial sobre las Drogas de la ONU se indica que varios países sudamericanos, entre ellos, Colombia, Ecuador y Perú, reportaron mayores incautaciones de cocaína en 2022 que en 2021, pero no se asigna a Venezuela el papel desproporcionado que la Casa Blanca le ha dado en los últimos meses.
“El impacto del aumento del tráfico de cocaína se ha percibido particularmente en Ecuador, que ha visto una ola de violencia letal en los últimos años vinculada a grupos criminales locales y transnacionales, especialmente de México y de los países balcánicos”, se afirma en el informe.
La violencia se disparó en Ecuador desde la pandemia de COVID-19, ya que los narcotraficantes expandieron operaciones en el país y aprovecharon la industria bananera de la nación.
El país sudamericano es el mayor exportador de bananas del mundo. Los traficantes encuentran en los contenedores marítimos llenos de fruta el vehículo perfecto para contrabandear su producto.
Además, los carteles de México, Colombia y los Balcanes se han asentado en Ecuador porque utiliza el dólar estadounidense y tiene leyes e instituciones débiles, junto con una red de pandillas despiadadas y establecidas desde hace mucho tiempo, como Los Choneros y Los Lobos, que están ansiosas por trabajar.
El trabajo de Los Choneros, Los Lobos y otros grupos similares incluye asesinatos por encargo, operaciones de extorsión y movimiento y venta de drogas. Las autoridades los han culpado por la violencia sin precedentes en el país, generada por su lucha por las rutas de tráfico de drogas hacia el Pacífico y el control del territorio, incluso dentro de las prisiones, donde cientos de reclusos han sido asesinados desde 2021.
Ecuador también ganó prominencia en el comercio global de cocaína después de los cambios políticos ocurridos en Colombia durante la década pasada. Los campos de coca en Colombia se han trasladado más cerca de la frontera con Ecuador debido a la desintegración de grupos criminales tras la desmovilización en 2016 del grupo rebelde Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En julio, Ecuador extraditó a Estados Unidos al líder de Los Choneros, José Adolfo Macías Villamar. También conocido como “Fito”, Macías escapó de una prisión ecuatoriana el año pasado y fue recapturado en junio, dos meses después de que un fiscal estadounidense lo acusara en la ciudad de Nueva York de importar miles de kilogramos (libras) de cocaína a Estados Unidos.