
Reynosa y Tampico figuran como las ciudades con mayor percepción de inseguridad en Tamaulipas, de acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada por el INEGI el pasado 24 de julio.
El reporte correspondiente al segundo trimestre de 2025 indica que el 81.1% de los habitantes de Reynosa se siente inseguro, mientras que en Tampico la percepción aumentó al 31.5%. Ambos indicadores reflejan un incremento respecto al trimestre anterior, cuando Reynosa reportaba 74.1% y Tampico 29.7%.
En contraste, otras ciudades del estado como Nuevo Laredo y Ciudad Victoria mostraron una baja en sus niveles de percepción de inseguridad, lo que evidencia un panorama desigual en la entidad en materia de seguridad pública.
A nivel nacional, la percepción de inseguridad también se incrementó. El estudio muestra que el 63.2% de las personas mayores de 18 años consideran inseguro vivir en su ciudad, superando el 61.9% registrado en marzo de este año. Además, las mujeres perciben mayor inseguridad (68.5%) que los hombres (56.7%), según el informe.
Nueve años sin resultados en Reynosa
En Reynosa, la falta de resultados concretos en seguridad pública ha generado creciente descontento ciudadano, especialmente tras casi una década de administraciones encabezadas por la familia Peña Ortiz.
Primero bajo el mandato de Maki Ortiz Domínguez, exalcaldesa electa por el PAN— y actualmente con su hijo, el presidente municipal Carlos Peña Ortiz, los habitantes aseguran que las promesas de devolver la paz y seguridad a las familias han quedado incumplidas.
Durante su campaña electoral, Maki Ortiz llegó a utilizar la violencia como eje discursivo, incluso con grabaciones y mensajes desde zonas de riesgo, buscando capitalizar el temor ciudadano. Sin embargo, los datos actuales del INEGI revelan que la estrategia no logró traducirse en mejoras perceptibles para la población.
Hoy, en una ciudad marcada por la violencia y la impunidad, los habitantes demandan acciones concretas, más allá del discurso político. La creciente percepción de inseguridad refleja no sólo un problema estructural, sino también una profunda desconfianza hacia las autoridades municipales.