Las fuertes lluvias registradas este día en Texas pusieron en pausa una semana de búsqueda de víctimas de las catastróficas inundaciones a lo largo del río Guadalupe y llevaron a rescates en aguas altas en otros lugares, mientras los funcionarios advirtieron que los aguaceros podrían volver a causar crecidas en las vías fluviales.
Fue la primera vez que una nueva ola de mal tiempo detuvo la búsqueda desde las inundaciones del 4 de julio, que causaron la muerte de al menos 129 personas. Las autoridades creen que más de 160 personas podrían seguir desaparecidas en el condado de Kerr.
En Kerrville, donde las autoridades locales han sido objeto de escrutinio por las advertencias dadas a los residentes, las autoridades visitaron casa por casa algunas viviendas después de la medianoche del domingo para alertar a la gente sobre la posibilidad de inundaciones. También enviaron alertas a los teléfonos de los residentes de la zona.
El Departamento de Bomberos de Ingram ordenó a los equipos de búsqueda la evacuación inmediata del corredor del río Guadalupe en el condado de Kerr hasta nuevo aviso, advirtiendo que existe un alto riesgo de inundación repentina. Se espera que las labores de búsqueda y rescate se reanuden el lunes, dependiendo del caudal del río, según informó el portavoz del departamento de bomberos, Brian Lochte.
Mientras caían fuertes lluvias el domingo, los meteorólogos del Servicio Meteorológico Nacional advirtieron que el nivel del río Guadalupe podría subir casi 4.6 metros el domingo por la tarde, unos 1.5 metros por encima del nivel de inundación y lo suficiente para poner bajo el agua el puente de la autopista 39 en Hunt, el pequeño pueblo donde se encuentra Camp Mystic a lo largo del río.
“Numerosas carreteras secundarias y puentes están inundados y son muy peligrosos”, advirtió el servicio meteorológico.
Las lluvias también causaban crecidas en otras vías fluviales más al norte de Texas, donde los equipos de emergencia rescataron a un automovilista que quedó varado en rápidos que le llegaban a la cintura en un puente sumergido sobre el río Bosque. El hombre se apoyó en el vehículo mientras los equipos intentaban alcanzarlo con chalecos salvavidas.
Bajo una fuerte lluvia, Matthew Stone estaba limpiando ramas y un tronco de un alcantarillado pluvial frente a su casa en Guadalupe Street en Kerrville el domingo mientras varios centímetros de agua se acumulaban en la calle.
Varias casas en la calle con vista al río Guadalupe se vieron gravemente afectadas por las inundaciones del 4 de julio, y Stone tuvo que sacar a sus vecinos mayores de su casa antes de que el agua la inundara. Dijo que no se sentía seguro ahora.
Justo antes del amanecer del 4 de julio, las destructivas y rápidas aguas alcanzaron los 8 metros (26 pies) en el río Guadalupe, arrasando casas y vehículos. Desde entonces, los equipos de rescate han utilizado helicópteros, embarcaciones y drones para buscar víctimas y rescatar a personas atrapadas en árboles y en campamentos aislados por las carreteras arrasadas.
Las inundaciones devastaron la región de Hill Country en Texas. Las riberas y las colinas del condado de Kerr están repletas de cabañas vacacionales, campamentos juveniles y zonas de acampada, incluyendo el Campamento Místico, un campamento de verano cristiano femenino con un siglo de antigüedad.
Ubicado en una zona baja a lo largo del río Guadalupe, en una región conocida como el callejón de inundaciones repentinas, Camp Mystic perdió al menos 27 campistas y consejeros.
Los expertos dijeron que la inundación fue mucho más severa que el evento de 100 años previsto por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, y se movió tan rápido en medio de la noche que tomó a muchos por sorpresa en un condado que carecía de un sistema de alerta.
La enorme cantidad de lluvia fue abrumadora. El ex científico jefe de la NOAA, Ryan Maue, meteorólogo privado, calculó el 5 de julio que la tormenta había dejado caer 120 mil millones de galones de agua sobre el condado de Kerr, que recibió la peor parte.
