
Por Víctor Barrera
Las decisiones anteriores empiezan a mostrar que no vamos también como se pretende hacer creer a la gente y que, en unos meses, si el gobierno federal no aplica estrategias reales y no solo en papel, México presentará problemas mayores a los que en este momento existen.
Desde hace un poco más de seis años, se engañó a la gente que el proyecto de la 4T era la solución a todos los males existentes, que, con su probidad de los funcionarios y la capacidad del ejecutivo, México estaría con crecimientos superiores al 6 por ciento, lo que significaría una mejora en el bienestar de las familias,
Se hablo hasta el hartazgo que primero serían los pobres y que se arreglarían los problemas desde la raíz para hacer de México una nación más humanista.
Se dijo que se barrerían las escaleras de arriba para abajo y se acabaría con la corrupción. En fin, una gran cantidad de mentiras que ahora se vuelven hacia la población y que significa una incertidumbre presente.
Los problemas externos no deberían causarnos ningún problema, si se hubieran arreglado primero los internos, si se hubieran aplicados los recursos necesarios para construir una infraestructura que permitiera crecer al sector industrial, al transformador, para que nuestros productos fueran demandados por todas las naciones. Esto provocaría que México tuviera diversas naciones donde colocar sus productos y no depender del 80 por ciento de las exportaciones que se envían a Estados Unidos.
El discurso de no permitir la sumisión con Estados Unidos no se pudo cumplir y nos centramos más en depender de esa nación. Se hablo de las maravillas de un Segalmex, que fortalecería al campo y que no permitiría la corrupción que existió durante muchos años en el campo, donde los grandes beneficiarios eran los intermediarios. Ahora tenernos un campo totalmente caído con campesinos que esperan que se le pague las cosechas pasadas, que se otorgue el presupuesto suficiente para seguir sembrando, cosechando y produciendo alimentos para todos los mexicanos.
La realidad es que este sector está más abandonado que nunca, los campesinos esperan que algún día, “las autoridades” compren sus cosechas a precios justos, pero que también esas “autoridades”, ofrezcan los apoyos correspondientes en fertilizantes, menor costo en energía eléctrica, modernización y tecnificación para regar sus sembradíos, otorgamiento de tractores modernos. Y una infinidad de promesas que se realizaron y que no se han cumplido en esta 4T.
Así estados como Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, Michoacán, entre otros ven como sus campos empiezan a secarse y que son arrebatados por quienes ofrecen un apoyo y después se cobran con las mismas tierras el pago.
Lo lamentable de todo esto es que se habló de una autosuficiencia alimentaria en el país, y ahora importamos más alimentos porque no hay los suficientes. Esto implica aumento en el precio de los alimentos de la llamada canasta básica alimentaria, esto último impacta en los bolsillos de todos los mexicanos.
Se dice ahora que se evitarán que los niños consuman alimentos chatarra en las escuelas, pero no se cosecharán esos alimentos, porque no se otorga el presupuesto para que ello. Porque la encargada del despacho presidencial esta más preocupada promoviendo el Chocolate del Bienestar, que es empresa de los hijos de su mesías, que promover que “las autoridades” cumplan con su trabajo para que el sector agropecuario mexicano pueda producir no solo los alimentos suficientes para el consumo interno, sino también para exportar.
En todo el mundo muchos de los productos agropecuarios de México son apreciados y consumidos, pero no se puede exportar más, porque no hay más producción. Y esto es apenas el inicio de la continuidad de la 4T.