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La dupla AMLO-SHEINBAUM, quiere súbditos y lacayos

Documental Político  

Emilio Trinidad Zaldívar 

Pueblo ciego y sordo el nuestro. 

Tanta desgracia, tanta corrupción, tanta muerte, tanta sangre, tanta impunidad, tanta falsedad y engaño, pero aquí sigue, sumiso y sumido en la indiferencia, en la inacción, creyendo y apoyando a los gobiernos más voraces e igual de asquerosos y ruines que la política que practican. 

Los de Morena, que nacieron y crecieron en el PRI, han creído que la patria es suya, que les pertenece, y con brutal rapidez, succionan los recursos del erario público sin castigo alguno. 

Frente a todos, de cara a la nación, a la sociedad, con total descaro, han hecho suyos dineros y negocios de obras y contratos del Estado mexicano para engrosar más sus ya obesas carteras y ofensivas riquezas.

Se han reído de todos porque no hay justicia que los alcance, que los detenga, que los castigue. 

Andrés Manuel López Obrador, junto con sus hijos y amigos, se han burlado de todos y embolsado cientos de millones de pesos, primero del narco y luego de las ventas de medicamentos, de guachicol, de balasto, de contratos directos para obras en Tabasco, Chiapas, Quintana Roo, Campeche, Guerrero, Veracruz, Yucatán, Sonora, las dos Baja Californias, Sinaloa, Tamaulipas, Morelos. 

No hay tierra, paraestatal o empresa, como Pemex, el IMSS, el ISSSTE o la CFE, que se salve de sus garras, de su codicia, de su hambre insaciable por poder y dinero. Degluten todo presupuesto que pueden, ante el silencio de la población y la complicidad y complacencia de todo tipo de funcionarios que les reverencian por ser los López. 

Claudia Sheinbaum, la que procura atender con puntualidad las indicaciones que le dan desde “La Chingada”, sea donde sea que se encuentre el más vil de los expresidentes (éste todavía en funciones), defiende y oculta todo aquello que afecte la imagen y los negocios de esa familia y de quienes les rodean. 

Lo mismo hacen otros graduados de aquella escuela de rateros que era el PRI, que se han doctorado, mejorado y modernizado en sus pillerías de manera burda y grotesca pero ahora desde Morena. Alí Babá y los 40 ladrones se quedaron cortos.  

Adán Augusto López y su novia Andrea Chávez -también senadora-, pasean y celebran su corrupción e impunidad. Ellos dos, junto con otros distinguidos morenistas, podrían entrar a un banco, vaciarlo y salir caminando sin castigo alguno. El dinero fácil y la bendita impunidad los mueve, los motiva.

Así es como hoy se conducen los que atropellan las leyes y hacen suyos los recursos de las arcas nacionales. Zoé Robledo y su hermano, los Monreal, los Bartlett, Marcelo Ebrard, Pedro Haces, la prima y hermanos de López Obrador. 

Y qué decir de Víctor Castro, Cuauhtémoc Blanco, Marina del Pilar Olmeda, Cuitláhuac García, Alejandro Armenta, Rocío Nahle, Alfonso Durazo, Rubén Rocha, Américo Villarreal, los hoy protegidos Yunes y los sumados Murat, todos ellos mejoraron con creces sus finanzas, sus negocios, sus propiedades, amparados por el manto protector del “pejendejo” y con el sello de la casa: 

Impunidad, de la que hicieron carta de naturalización. 

Los postulados de “no mentir, no robar y no traicionar”, o aquello de “primero los pobres”, y “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, fueron la mayor y más mezquina farsa que aún hoy tiene embelesados a una gran cantidad de mexicanos, que prefieren agachar la cara, recibir limosnas y guardar silencio cómplice, ante el más grande, aterrador y brutal saqueo de las finanzas y bienes nacionales. 

Pueblo agachón el nuestro. 

De tragedia en tragedia pero sigue aplaudiendo, acudiendo acarreado a los mítines, callando cuando se le ordena. 

¿México es hoy un  pueblo de cobardes? 

Parece que sí. Yo, como muchos otros, me iría por las armas, para que nuestros hijos y nietos, conocieran la grandeza de un país rico pero solo explotado por unos cuantos. 

Me sumo a la Insurgencia, que no parece otra salida para limpiar y sanear a una nación carcomida por un cáncer llamado “clase política”, y extraviada por la falta de moral, de valores, de principios éticos, de civismo, de educación, de amor por nuestra tierra. 

Los narcos y delincuentes nos matan, mientras que los políticos y sus familias nos roban y nos saquean. 

¿Qué nos queda? ¿Callar? ¿Guardar sumisión? ¿Arrastrar la dignidad, el coraje, el orgullo? 

Nos llamarán subversivos a todos aquellos que alzamos la voz y exigimos libertad, igualdad, oportunidades, progreso y justicia. 

Patria Nueva, es lo que necesitamos. 

México debe renacer y hacer a un lado a esa gigantesca mafia que son los políticos y los delincuentes, que unidos, están acabando con lo poco que aún nos queda. 

Despierta, levántate mexicano, alza la voz y libérate del yugo, de las cadenas de silencio, del conformismo con el que nos tienen los mayores bandoleros de nuestra historia. 

Y que conste, políticos y criminales van de la mano, son lo mismo. Ya va siendo hora de que las mayorías hagamos lo propio y vayamos también de la mano, para acabar con la intolerancia, el autoritarismo, la injusticia, la explotación de pobres, la corrupción y la segunda dictadura que nació con Morena y que nos pretende someter o aniquilar. 

¿En verdad Claudia Sheinbaum cuando se acuesta, piensa o cree que México está MUCHO MEJOR?

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