
En la Copa de Campeones de Concacaf, La Máquina de Cruz Azul cumplió el objetivo de vencer al Seattle Sounders 4-1 y avanzar a cuartos de final, a sabiendas de que un resultado no cambia el malestar de varios meses.
La forma en que juega el plantel cementero provoca incomodidad y justificaciones, la creencia de que el ritmo intenso, la agresividad y cooperación de los jugadores no es la misma del año pasado. Los errores edifican pruebas de su actualidad.
En un estadio Olímpico con 7 mil 402 asistentes, la imagen de Sánchez se reprodujo en las pantallas entre silbidos, abucheos y muestras de rechazo, un mundo hostil e inhabitable para cualquiera.
El gol de Carlos Rodríguez, en una jugada en la que Gonzalo Piovi centró por izquierda y el mediocampista mexicano remató a segundo poste, cambió en sólo minutos las dificultades que enfrentó La Máquina desde el inicio (33).
Seattle utilizó esa experiencia para elegir en qué momento dar respuesta. La elección de hacerlo en el segundo tiempo, cuando su rival requirió de una mejora con cambios en el banquillo, produjo que el penal convertido por Ángel Sepúlveda (71) no tuviera mayor efecto.
Con el tanto de Danny Musovski, los estadunidenses volvieron a la carga en el marcador y plantearon más dudas sobre Sánchez y sus dirigidos (74), por momentos también silbados en la zona del Palomar. Fue hasta el ingreso de Luka Romero, autor del 3-1 (84), y de elementos como Alexis Gutiérrez y Jesús Orozco que los celestes lograron un espacio de tranquilidad.
Jorge Sánchez cerró la cuenta (88) y cubrió con su celebración una noche en la que no todo fue miel sobre hojuelas para los locales. Su siguiente rival en la Copa puede salir de la serie Guadalajara-América.
“Es un resultado muy merecido para los jugadores. Nos deja contentos por el juego, el pase, seguiremos trabajando para que las formas sean mejores. La afición se hizo sentir y nos acompañó. Enfrentamos a un excelente rival. Es un torneo internacional, hay que disfrutar este juego”, señaló el técnico de La Máquina, Vicente Sánchez, al término del encuentro.