Por Víctor Barrera
México mantiene un problema demasiado grande y es que cada seis años tiene que reinventarse, esto por culpa de una clase política que poco le interesa llegar al poder para en verdad trabajar para la gente, sino todo lo contrario, les interesa el poder para hacerse ricos únicamente.
Sin embargo, los millones de mexicanos, que no pertenecemos a esta clase política, no perdemos la esperanza de que algún día llegaran a gobernar, en los tres niveles de gobierno, gente con verdadera convicción de servicio y con valores políticos y morales fuertes que no se doblen ante la ambición y la corrupción.
Entendemos que para ello deberán pasar todavía algunos años, pero tampoco deberemos seguir creyendo que la continuidad de gobiernos sea la solución, porque lamentablemente, en este sexenio hemos aprendido que la clase política sigue podrida y que para evitar su arraigo hay que erradicarla de raíz.
La gente debe empezar a pensar que el valor del voto no se compra, porque si lo malbaratamos, las consecuencias para “pagar” este error son a largo plazo.
Mucha gente ha quedado decepcionada de “la esperanza” que represento el inquilino de Palacio Nacional y se dieron cuenta que solo busco el poder para un enriquecimiento personal a través de sus hijos y familiares, que las personas que lo han acompañado, obedientemente han realizado el trabajo suficiente, para seguir obteniendo beneficios personales y que no les importa que el país, vaya a la deriva a otra crisis, mientras ellos tengan enormes cantidades de recursos. Muchos de ellos inexplicables.
Sin embargo, esta clase política que paso del “neoliberalismo al neo cacicazgo” empieza a temblar, porque la ciudadanía, ha empezado a despertar y es muy probable que voten en contra de la continuidad.
Ante esto, han empezado a establecer estrategias para impedir ese desastroso resultado. Desde Palacio Nacional se habla de un fraude técnico, porque entiende que el voto de castigo será mayor que el de la continuidad y, a alguien deberán echar la culpa de ello, aunque saben que han sido sus acciones y su falta de razonamiento las que han derivado en esto.
En algunos estados de la república, esta clase política pensó que poniendo a “cualquier” candidato o candidata, y con atemorizar a la gente con el cuento de “si no votas por Morena y la 4T perderás los programas sociales” ganarían los comicios y por ello pusieron a candidatos perdedores para demostrar que las dadivas son más poderosas que los candidatos.
Esta clase política del “neo cacicazgo”, empieza a ponerse nerviosa porque son millones de mexicanos que se han dado cuenta que, esta clase política ha sido la más “corrupta”, que en seis años se ha servido con la cuchara grande y su saciedad no ha sido colmada y desean más.
Y esto se demuestra que a pesar de las encuestas amañadas, de las declaraciones para infundir temor, la gente esta esperando el día de los comicios para decir un “fuera” a esta clase política, un “Basta” a la corrupción e ineptitud que hemos padecido a lo a lo largo de este sexenio.
Y así queda demostrado, porque aun cuando la 4T presume su enorme ventaja, se muestran preocupados, porque Claudia Sheinbaum no ha levantado más allá de los niveles con los que empezó hace dos años su campaña política, que Clara Brugada no tiene el respaldo de toda la CDMX y menos de Iztapalapa, que Cuitláhuac García y Rocío Nahle son repudiados en Veracruz, lo mismo sucede en Morelos con la 4T y Cuauhtémoc Blanco, y que en otras entidades, el repudio va en incremento hacia un régimen de corrupción, violencia e impunidad.