Por Víctor Barrera
De acuerdo a la reciente información entregada por el Inegi, correspondiente al Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), para el mes de junio, y de manera anual, nuestra economía nacional estaría creciendo en un promedio de 4 por ciento, sin embargo esta cifra deberá ajustarse en los siguientes días para saber exactamente el nivel de crecimiento en México.
Este resultado ha sido ocupado por el inquilino de Palacio Nacional para intentar convencer a los mexicanos de que vamos en buen camino, sin embargo la realidad no es tan positiva.
Veamos, es cierto que la gente ha empezado a salir y comprar cosas que durante mas de dos años dejaron de hacer, primero por la pandemia por covid y segundo porque mucha de la gente presentó reducción de sus ingresos económicos, al perder su fuente de empleo o negociar un salario inferior con el objetivo de mantener su empleo.
Ahora que la gente se ha adecuado a esta situación, gastan menos en algunas otras cosas, para tener recursos y salir a pasear, a un bar o acudir a eventos populares con el objetivo de convivir con sus amigos. Esto motiva el crecimiento del sector comercio, turismo y servicios, es decir muchas de las empresas de este sector que habían disminuido su actividad empiezan a crecer y generar fuentes de empleo, siendo este sector el motor del crecimiento que se esta mostrando.
Es decir, el consumo en México se reactivo, también gracias a que el nivel de inflación ha empezado a descender, esto motivado por el trabajo que realiza el Banco de México y no el gobierno federal, además a esto debe sumarse que hasta el momento no ha existido una recesión económica, gracias a que Estados Unidos ha podido sortear la desaceleración de su economía.
Esto indica que los factores del crecimiento no son directamente por el buen trabajo del gobierno federal, porque este no ha hecho absolutamente nada al respecto, sino por otros factores como la resiliencia de la gente para sortear temporadas negativas.
Otro punto importante es que el alto nivel de remesas que llegan a México, permiten a muchas familias realizar compras, aunque en la conversión del dólar a peso salen perdiendo, el consumo interno se ha robustecido un poco.
La política monetaria que ha aplicado el Banco de México, que ha colocado un fuerte diferencias en tasas de interés con Estados Unidos, de más de seis puntos porcentuales, que es un acto apetecible para inversionistas que han encontrado en el mercado cambiario otro factor importante de obtener ganancias. Inyectando mayor fuerza a nuestro peso.
Sin embargo, debo apuntar que estos capitales no hacen base permanente y en el momento en que la economía de Estados Unidos vuelva a recuperar su dinamismo, se irán hacia ese país.
Por ello, para sostener este crecimiento no solo en el mes de junio sino en adelante es necesario que este gobierno federal aplique políticas públicas para favorecer que los capitales se establezcan, es decir, que exista certeza jurídica y cambio de reglas para la inversión privada. Para evitar problemas como Ahí están los problemas del sector energético, sobre todo en generación privada de electricidad, ya sea en ciclos combinados o en energías renovables.
Que no cambie los contratos o acuerdos de un día para otro, solo por capricho o nacionalismo mal interpretado, que palique recursos para establecer la infraestructura que muchas empresas demandaran y con ello generar fuentes de empleos, para reducir la informalidad que en este momento rebasa mas del 50 por ciento de las personas con capacidad laboral se encuentre en ella.
México ha demostrado que se puede tener crecimientos económicos de más del 4 por ciento, pero es necesario un gobierno que tenga sus objetivos y planes claros y no por ocurrencias o caprichos.