El gobierno de Colombia y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) reanudaron ayer negociaciones de paz en Caracas con “plena voluntad política y ética”, anunciaron en un comunicado conjunto, casi cuatro años después de que el proceso fue suspendido por el entonces presidente Iván Duque.
Delegados del actual gobernante colombiano, Gustavo Petro, y el ELN acordaron “reanudar con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo”, indica el documento, como “demanda la gente de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión y otros sectores de la sociedad”.
Lo anterior, agrega el texto leído en un acto público, para “construir la paz a partir de una democracia con justicia y con cambios tangibles, urgentes y necesarios que esta mesa acuerde”.
El comunicado llama la atención sobre la “necesidad” de hacer “compromisos permanentes y verificables que siembren certeza de una nueva cultura de paz”.
Ambas partes agradecen también “la persistencia, el compromiso y presencia” de los países que actúan como garantes de las conversaciones: Cuba, Noruega y Venezuela.
El pasado 4 de octubre, tras una reunión en Caracas, representantes de Petro y el ELN acordaron restablecer el proceso con sedes rotativas entre las naciones garantes.
Petro, primer presidente progresista de Colombia y ex guerrillero del M19, reactivó contactos con el ELN tras asumir el poder el 7 de agosto, con la meta de retomar las negociaciones interrumpidas en enero de 2019 por Duque tras un ataque contra una escuela policial que dejó 22 muertos, además del agresor.
Los delegados del ELN fueron acogidos durante cuatro años en Cuba.
Las autoridades colombianas firmaron la puesta en libertad de Violeta Arango Ramírez, Violeta, para que participe en el diálogo.
“Estamos aquí honrando la vida de tantos seres que ya no están”, que fueron “asesinados o desaparecidos”, comentó después del encuentro el alto comisionado de paz del gobierno de Colombia, Iván Danilo Rueda.
A la delegación oficial se unieron también los senadores de izquierda Iván Cepeda y María José Pizarro, hija de quien fue el máximo comandante del M-19, Carlos Pizarro Leóngomez, asesinado en 1990, cuando tras dejar las armas se postuló como candidato a la presidencia de Colombia.
El ELN es la última guerrilla reconocida en Colombia. Fundada en 1964 por sindicalistas y estudiantes simpatizantes de Ernesto Che Guevara y la revolución cubana, la organización ha sostenido negociaciones frustradas con los últimos cinco presidentes de ese país.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) firmaron un acuerdo de paz en 2016 y se convirtieron en un partido político.
Después de la suspensión de los diálogos, el ELN aumentó su pie de fuerza de mil 800 a 2 mil 500 miembros, según estimaciones oficiales, con la infraestructura energética y las trasnacionales en Colombia como principales “objetivos militares”.
Aunque Antonio García encabeza el órgano directivo conocido como Comando Central, la organización tiene una estructura federada con vocería propia en cada frente, lo que según expertos dificulta las negociaciones.
El delegado del ELN en la reunión de ayer, Pablo Beltrán, espera que la mesa de diálogo responda “al momento de cambio que vive Colombia. Esta mesa debe ser, y apuntamos a que sea, un instrumento de cambio”.
Con presencia en la frontera con Venezuela, el ELN tiene menor capacidad de fuego de la que tuvieron las disueltas FARC, pero su base social, compuesta por milicianos, es más amplia, de acuerdo con investigadores.
“Nuestros cambios, los de la delegación de paz del gobierno, son ciertos y reales, y hemos empezado a encontrar sintonías con la delegación del ELN”, expresó Rueda, quien adelantó que un primer ciclo de las negociaciones culminaría a mediados de diciembre, sin dar más detalles.
“Vemos con esperanza el proceso que se concreta hoy. Sin duda es un paso importante para lograr la paz”, apuntaron por su parte los países garantes en un comunicado, leído por la representante de Noruega.
“Cuba participa en la reinstalación de la mesa de conversaciones entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, en su condición de garante, a partir de las solicitudes oficiales recibidas” de ambas partes, escribió Díaz-Canel en su cuenta en Twitter.
En un discurso ante una manifestación de partidarios en Caracas, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, celebró la decisión.
“Esas negociaciones son un mensaje de esperanza de una América Latina de paz”, señaló Maduro. Este año se reanudaron las relaciones diplomáticas entre Caracas y Bogotá, rotas desde 2019.
“¡Llegó la hora de la paz!”, exclamó el mandatario socialista, dirigiéndose a Petro y los colombianos. “¡Cuenten con nosotros para la paz total!”
En otro asunto, Petro se comprometió a luchar por la libertad de Julian Assange, de acuerdo el editor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson.