Por Víctor Barrera
El día de hoy comparece ante el pleno de los diputados federales, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, el objetivo principal es el desglose del cuarto informe de actividades de Andrés Manuel López Obrador, lo cual será una comparecencia al pasado.
Sin embargo, esperamos que los legisladores aprovechen el tiempo para preguntar sobre el Paquete Económico 2023, que para la gran mayoría de los analistas y economistas resulta bastante optimistas, si partimos de una economía mexicana que no ha podido recuperarse de la caída que sufrió en 2020 de 8.5 por ciento.
A esto debemos agregar que existen factores externos que nos muestran que el presente no se vislumbra alentador y así lo apuntan el ánimo de los mercados de valores y de divisas que apuntan que podría haber una recesión mundial en el 2023, esto como consecuencia a los altos niveles en el costo del dinero por el combate a la inflación que implementaron la gran mayoría de los países.
En México, particularmente se agrega una política de austeridad y ahorro durante los primero cuatros años de la presente administración federal y que se convertirá en una poética de “pobreza franciscana” en los últimos años, que significa que se pretende evitar un gasto mayor al programado a costa de obtener crecimientos menos que mediocres por debajo del 2 por ciento.
Es por ello, que los diputados deberán preguntar al Rogelio Ramírez de la O porque presentar un paquete más enfilado a concluir las megaobras que pensó López Obrador y que no han mostrado una utilidad pública y su rentabilidad para el país y para la población, donde cada día se eleva el número de pobres.
Una cosa es buscar la continuidad de un grupo político en el poder, a través de vender un mundo irreal basado en la distribución de programas sociales, que, en el corto plazo, de no crear riqueza, se volverán insostenibles y otra cosa es la realidad de millones de mexicanos que ven como sus ingresos no alcanzan siquiera para alimentar bien a su familia.
Se entiende que, en un país, verdaderamente republicano y democrático, con una intacta división de poderes, la posibilidad de modificar el Paquete Económico sería factible, donde el poder Legislativo, con su autonomía ante cualquier otro poder, corrigiera las cifras proyectadas y aprobar una Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos acordes con la realidad actual.
Para llegar a un crecimiento del 3 por ciento, en la actual situación de México, es necesario crear mayor producción, en los distintos sectores, empezando con el primario para ofrecer los productos agropecuarios suficientes para evitar su escasez y por ende el incremento de sus precios.
En el sector secundario, completar su fortalecimiento a favor de ofrecer los empleos necesarios para que todos los mexicanos tengan un ingreso económico y servicios de seguridad social que cuiden su salud, su educación y capacitación laboral, para que sus salarios sean importantes y se erradique el comercio informal.
Esto debe ocurrir en el tercer sector, donde el comercio sea apegado a la ley, y los servicios sean de calidad tanto para los extranjeros como para los mexicanos.
Pero para ello la inversión pública debe ser importante, que origine riqueza para que sea distribuida en toda la población a través de, repito, mejores empleos y bien pagados.
Pero para ello es necesario que el poder Legislativo sea verdaderamente autónomo y que mire los intereses de sus representados, de México y no el de una sola persona o grupo, que los legisladores de la coalición “Juntos Haremos Historia” dejen aun lado su fervor a una sola persona o los personales, para mirar las necesidades del país que hasta el momento mantiene grandes posibilidades de crecimiento, pero sol a través de una Paquete Económico verdaderamente encaminado hacia ello.