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Dirimir controversias comerciales alejadas del nacionalismo y antiyanquismo anacrónicos.  

Por Víctor Barrera 

La falta de resultados y cumplimiento de sus promesas se han convertido en una preocupación de Andrés Manuel López Obrador que busca día tras día a quien señalar como culpable de lo que hasta ahora se vive en México. 

Empezó con los conservadores, luego los fifí, la clase media “aspiracionista”,  los profesores, los científicos, los grupos culturales, los niños con cáncer y sus padres, los académicos, los analistas financieros y económicos, el clero y ahora revive el nacionalismo y antiyanquismo. 

El tabasqueño no ha entendido, en los casi cuatro años que está al frente del poder Ejecutivo, que su tarea es resolver las problemáticas del país, para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, sin embargo, ha dejado pasar esa oportunidad que se le da a una persona cada seis años en México, para continuar en su posición de campaña, de opositor, sin encontrar esas soluciones, porque a pesar de que muchas veces insistió en tenerlas no ha logrado aplicarlas. 

Ahora que está en puerta un conflicto comercial, por  la aplicación de una política  en el sector eléctrico que no atiende lo establecido en el T-MEC por las tres naciones firmantes, México,  Estados Unidos y Canadá, no se ha tratado de encontrar una solución  rápida para evitar que  en paneles internacionales México salga perdiendo y  obligado a pagar  cantidades importantes de recursos como indemnización a empresas de las naciones vecinas y sufrir aranceles que aplicarían a nuestros productos esas mismas naciones. 

López Obrador parece dispuesto a convertir un conflicto comercial, legal, en una oportunidad política y vuelve a sacar el nacionalismo como herramienta de defensa, pero ahora aderezado con un nuevo antiyanquismo, acusando intervención extranjera y amenaza a la soberanía. 

De seguir así y no encontrar un arreglo entre las tres naciones, México, repito, estará obligado a responder las demandas y pagar las indemnizaciones que correspondan a las empresas que se sienten afectadas y que podrían ganar dichas demandas. 

Pero todavía existe la posibilidad de que los funcionarios del gabinete de esta administración denominada 4T  logren corregir el camino que ha tomado México en el sector eléctrico y con ello se permita  recuperar  inversiones  ofrecidas por las empresas americanas y canadienses, que servirán para la reactivación de nuestro mercado interno que evitaría que sufriéramos una recesión económica, que de acuerdo a los analistas esta podría durar  un poco más allá de la primera mitad del siguiente año, dejando  crecimientos económicos para este año por debajo del punto porcentual. 

El gobierno de México tiene a partir de la segunda semana de agostos, 75 días para encontrar las soluciones adecuadas y evitar ir a los paneles internacionales, de no hacerlo estaría condenando a todos los mexicanos a asumir la responsabilidad de pagar, vía impuestos, su obcecación de establecer un proyecto que no tiene  

Ni pies ni cabeza, porque no hay objetivos establecidos, como loe la 4T. 

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