Hace cincuenta años que aterrizó en la Tierra Ziggy Stardust, el personaje extraterrestre y pansexual que se inventó el cantante británico David Bowie para darle el impulso definitivo a su carrera, mediante un disco que se volvió un clásico del rock.
Bowie llevaba una década intentando despegar definitivamente. Pertenecía a la generación londinense de los 60, donde la competitividad era tal que dos grandes éxitos (“Space Oddity” en 1969 y “Changes” dos años más tarde) no le permitieron destacar.
“The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” (“El ascenso y la caída de Ziggy Stardust y las arañas de Marte”) fue la manera de Bowie de darle la patada a esa década prodigiosa que había caído en la languidez hippy.
El disco salió el 16 de junio de 1972. “Ziggy Stardust” mezclaba el rock sucio y de garaje de Iggy Pop, de Lou Reed (Bowie conoció y ayudó a ambos artistas) y los cursos de pantomima y teatro que había estudiado en Londres.
Flaco hasta bordear la anorexia, Bowie se presentaba maquillado hasta las orejas, con el pelo teñido, ropas extravagantes y botas de plataforma.
data:image/gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw== Había nacido Ziggy, un alienígena sin sexo definido (o todos a la vez), una figura que era además un homenaje secreto a predecesores como el veterano rockero Vince Taylor, que se creía un dios extraterrestre, o Legendary Stardust Cowboy, un cantante precursor del psychobilly.
El disco contiene éxitos como la propia canción “Ziggy Stardust”, “Starman” o “Suffragette City”.
Y más sensación aún causaba sus conciertos, en los que cambiaba de ropas varias veces e interpretaba de forma provocadora su papel de extraterrestre, a riesgo de ser abucheado, como sucedió al principio.
En julio de 1972 fue invitado estrella del show televisivo de la BBC “Top of the Pops”. Le siguió una gira por Estados Unidos de éxito fenomenal.
Y tan rápido como llegó, ese alienígena desapareció de la faz de la Tierra.
Durante un concierto en Londres, en julio de 1973, Bowie anunció que Ziggy dejaba de existir.
“Con la ayuda de algunas sustancias químicas, borrar la distinción entre la realidad y la criatura que había creado empezó a convertirse en algo demasiado fácil”, reconoció Bowie.
Había logrado meter un pie en el estrellato rock, y ahora solo le quedaba seguir demostrando su valía, lo que cumplió con creces.