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El juego perverso de Andrés Manuel sigue funcionado. 

Por Víctor Barrera 

Andrés Manuel López Obrador sigue buscando la división entre la gente para poder obtener triunfos políticos, estos a costa de lo que sea, y es por ello que seguirá insistiendo en una reforma electoral que no tiene ningún sentido y que en nada beneficia a los ciudadanos sino solamente al partido en el poder para mantener una mayoría no representativa. 

Esta reforma electoral, al igual que la eléctrica, esta plasmada de ideología y de palabras que atraen la atención pero que no resuelven nada y solamente crearan problemas más adelante. 

El querer recortar el número de diputados federales de mayoría, aquellos que son elegidos por el voto ciudadano y mantener los plurinominales, que son designados por los partidos políticos, solo creará una oligarquía política a favor del partido en el gobierno y por supuesto de su líder. 

Regresaremos a la época de Plutarco Elías Calles, “el Maximato”, donde a pesar de existir un presidente, las decisiones se tomaban en frente. 

Entonces el mantener una reforma electoral que no será aprobada, es un elemento más para que López Obrador sea la víctima y siga calificando a la gente que no piensa igual que él como traidores a la patria y poco demócratas y que solo piensan en seguir fortaleciendo un INE que no permite una democracia real, a pesar que este INE organizo y vigilo el proceso que le otorgo el triunfo en los comicios del 2018. 

Hasta ahora esta administración federal ha demostrado que poco le interesa mejorar la economía de México, no ha hecho nada para cambiar las cosas y espera que el tiempo sea quien mejore las cosas. El tabasqueño sabe que mantener el pleito con sus enemigos políticos, le deja buenos dividendos y triunfos políticos para seguir monopolizando el poder en el país. 

Imagínese si esta energía y obsesión la dedicara al fortalecimiento industrial a la creación de políticas económicas a favor del desarrollo y mejor calidad de vida de los mexicanos, en tan solo tres años estaríamos con un sistema de salud adecuado, sin falta de infraestructura, medicamentos y médicos, tendríamos un país altamente seguro sin pobreza y sin los problemas colaterales que traen la pobreza. 

Habría políticas económicas que incentivaran las inversiones y las cadenas productivas traerían beneficios a millones de mexicanos que son emprendedores y sobre todo habría mayor cantidad de fuentes de empleos. 

Debemos recordar que para que la población tenga los beneficios adecuados se hace necesario primero crear riqueza y no repartir pobreza, a través de programas sociales, Esto permitiría que el círculo virtuoso de la economía impulse el consumo, la generación de mayor producción y por supuesto precios bajos. 

Pero no debemos hablar en futuro, sino exigir a este gobierno empiece a realizar la labor que se le encomendó al asumir el poder Ejecutivo, y que deje de lado la obsesión de mantener la presidencia, porque esto no reimpone se gana a través del voto popular y este parte de la confianza de la ciudadanía. 

Imponer un régimen nos llevara al autoritarismo a un retroceso democrático y a una sociedad subyugada por un puñado de gente.

A la oposición política le toca diseñar una estrategia capaz de convencer que se busca obtener triunfos políticos a favor de la gente y no de sus partidos políticos, que el camino es avanzar y no retroceder. Pero evitando caer en el juego de López Obrador que hasta el momento es perder para ganar. 

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