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López Obrador va por gobiernos estatales y la continuidad de su proyecto.  

Por Víctor Barrera 

“Más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”, reza un dicho popular y esto es exactamente lo que hace Andrés Manuel López Obrador en cada acción que realiza, se enfoca más en los beneficios que puedan obtenerle de sus “ocurrencias” y no precisamente los beneficios al país a sus pobladores. 

Estamos a menos de 40 días de llevarse a cabo comicios electorales en seis entidades del país, y aun cuando, con encuestas pagadas, se pretende señalar que los candidatos y candidatas de la alianza “Juntos Haremos Historia” mantienen una gran diferencia respecto a sus oponentes políticos de la coalición “Va por México”, de MC o partidos políticos locales., López Obrador ha lanzado una herramienta para fortalecer las campañas. 

Esta herramienta es empezar a dar a conocer la iniciativa de reforma electoral que se presentará la próxima semana. La estrategia en si no es querer sacar adelante esta iniciativa, sino apoyarse en ella para tratar de disminuir la fuerza de la oposición y por supuesto de sus candidatos. 

López Obrador entiende bien que no existen las circunstancias favorables para que los partidos políticos, a través de sus legisladores aprueben esta iniciativa, pero conoce que el socializar hacia la gente esta reforma puede ser un factor de apoyo popular, es decir, obtendrían más cantidad de votos. 

López Obrador nuevamente utilizará  el papel de  víctima de la oposición, de los fifí, conservadores y ahora traidores a la patria, para  sacar mayor raja política, ante un a mayoría de población que con el hecho de  mencionar recorte presupuestal, creen que es un paso positivo sin analizar que ese “recorte” podría traer consecuencias negativas ante la oportunidad de abrir la puertas al financiamiento  de campañas con recursos  ilicititos o  simplemente  para pagar “el favor”  con la entrega de obra pública o contratos jugos a quienes apoyen las campañas con dinero. 

La propuesta de reducir la cantidad de legisladores, que significa otro “recorte” al gasto de recursos públicos, es un elemento que permitirá   captar la atención y votos en un futuro inmediato. 

Por ello dentro de esta reforma electoral, el tabasqueño propone la eliminación de diputados de mayoría relativa, y mantener los plurinominales, estos que son los llamados legisladores de los partidos políticos: Entonces quien gane tendrá más de estos legisladores a su favor, creando las mayorías calificadas suficientes para aprobar, imponer, cualquier iniciativa o reforma que podría convertir a la Presidencia como un poder sumamente fuerte. 

López Obrador, conocedor que sabe vender “ilusiones” a los ciudadanos, insistirá que esta reforma es fundamentalmente para quitar privilegios, hacer más barato el costo de los procesos electorales y sobre todo que quienes sean designados para constituir el nuevo Instituto de Elecciones y Consultas, serán elegidos por los ciudadanos, claro propuestos por los partidos políticos con ventaja para quien tenga mayoría. 

El tabasqueño entiende que el apoyo popular otorga votos y estos son necesarios para seguir estableciendo su régimen político. 

Así que, tal vez como en el caso de la reforma eléctrica, se convoque a un Parlamento Abierto, en el cual se expresen muchos ciudadanos con relación a virtudes y defectos de la propuesta o por lo menos esta reforma será motivo de la discusión en los medios de información y así estará presente López Obrador y Morena y sus aliados en la mente y boca de los mexicanos, que se convertirán en votos. 

Esto es, convertirá la negativa de los partidos opositores a la reforma en votos útiles para sus propósitos de continuidad de Morena al frente de gobiernos locales durante 2022, 2023 y nacional en el 2024. 

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