Por Víctor Barrera
La pobreza en México sigue creciendo y esto debería ser un elemento importante para empezar a darle un giro a la política económica existente en el país.
Sin embargo, no se ha dado una sola muestra de pretender este cambio de rumbo económico y tratar de disminuir esa pobreza, sino todo lo contrario se seguirá utilizando los programas sociales para buscar el “agradecimiento” de la gente que probablemente se presentará en aceptación y voto en los próximos comicios estatales y posiblemente en los federales del 2024.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), reportó que, al cierre de 2021, la población en pobreza laboral, esto es, con ingreso laboral inferior al costo de la canasta alimentaria, representa 40.3 por ciento de la población total.
Aunque esta cifra representa una reducción frente al pico de 46 por ciento registrado en el tercer trimestre de 2020, resalta porque hubo una a recuperación económica y del mercado laboral en 2021
Por lo tanto, este porcentaje de la población en pobreza laboral se encuentra aún lejos de 36.6 por ciento que se registró en el primer trimestre de 2020, fecha previa a la pandemia.
Datos preocupantes que revela el Coneval es la desigual recuperación en el mercado laboral en el país, en estados como Sonora, Baja California Sur y Sinaloa muestran una menor pobreza laboral, mientras que en Guanajuato, Puebla, Morelos y Querétaro aumentó.
En medición de desigualdad en materia de género, los hombres ocupados ganaron mensualmente 6 mil 835 pesos y las mujeres 5,447 y, en promedio, el ingreso de los hombres fue 1.3 veces superior al de las mujeres, mientras que en el trimestre anterior la diferencia fue de 1.2 veces.
De forma trimestral, se observa una caída en el ingreso real tanto de los trabajadores en situación informal como aquellos que laboran de manera formal, con disminuciones de $25.64 y $259.13 pesos, respectivamente.
Las principales actividades económicas donde se presentaron las mayores disminuciones en el ingreso real promedio para las personas en situación formal fueron: transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento; industria extractiva y de la electricidad; mientras que para las que laboran en la informalidad fueron: servicios sociales; y servicios profesionales, financieros y corporativos.
Lamentablemente México sigue mostrando resultados negativos y estos podrían continuar a lo largo del resto del sexenio si no se aplica una estrategia económica encaminada no solo a paliar la pobreza, sino a crear las condiciones adecuadas para atraer inversiones que generen empleos pagados, pero sobre todo recursos que se conviertan en contribuciones tributarias a favor de una hacienda pública que permita ofrecer los servicios públicos de calidad por parte del estado.